Todo Moda. Las razones de un Retailer de Clase Mundial.

Todo Moda forma parte del Blue Star Group. Fundada en 1995, suma ventas de u$s 300 millones, opera 850 tiendas con 4500 empleados, repartidos entre Argentina, Chile, Perú y México. Ello solo es destacable, pero porqué se distingue entre tantos otros, que también han sobrevivido en un país con una trayectoria muy compleja que ha arrastrado fortunas y empresas completas. En ese contexto Todo Moda ha logrado desarrollar una cadena internacional, mostrando una serie de cualidades que merecen destacarse: resiliencia, mantener un rumbo claro y una visión global, armar un aprovisionamiento internacional seguro, resolver la sucesión y la profesionalización, incorporar métodos de clase mundial y expandirse en el mercado internacional. 

Comencemos por la resiliencia para sobrevivir en un país con crisis recurrentes que en los últimos 60 años arrasan fortunas y empresas. La historia de Todo Moda esta entretejida en su origen con la de Carlos Castelli. A los 14 años complemento sus estudios técnicos trabajando como aprendiz de un joyero, armando productos en una habitación en una terraza en el popular barrio porteño de Abasto. Eran los primeros pasos de un camino difícil que lo llevaría al mundo. Al año su preparación técnica lo llevo a desarrollar un método de soldadura continua para producir mallas metálicas para relojes y joyas, y tres años después manejaba un equipo de producción de 40 personas. Pero en 1967 un operativo de la agencia impositiva en la calle Libertad, que concentraba la venta de oro, cerró las tiendas y lo saco a la calle a vender, y el técnico encaró cada día una ruta nueva en busca de clientes para sobrevivir. Menguaba la demanda de productos de oro, y en 1973 su suegro le señala el auge de las cadenas de plata en las plazas de Europa. Encuentra un fabricante en Bariloche con máquinas italianas de posguerra, y vence la resistencia de un joyero para ofrecerlas en su vidriera. Y se venden en el día. Este éxito lo lleva a crecer y ampliar su operación, comienza a aprovisionarse en Oriente y crece, hasta que la crisis de fines de los ‘70 lo deja endeudado en su capital de trabajo. Los siguientes siete años transcurren pagando deudas, produciendo para otras marcas como Pierre Cardin que lo vuelven al mercado, hasta la crisis de hiperinflación de 1989, y otra vez a pagar deuda. En 1994 apunta al próximo producto: los aros, y vuelve a encontrar la resistencia del canal. Confiando en su experiencia y decidido a mantener el rumbo, en 1995 decide abrir su propia tienda, Todo por 1 peso. El local es pequeño, en la estación terminal de Once, y un par de parlantes con música atraen a las clientes. Muy pronto, con el éxito a la vista, se transforma en Todo Moda y se suman sus hijos muy jóvenes, Martin y Mariana. Comienzan a abrirse algunas tiendas más en otras estaciones de tren con transito garantizado, a las que rápidamente se sumarán nuevas tiendas, y en 2003 Isadora, una nueva insignia apuntada a una mujer algo mayor y con más poder adquisitivo, que consolidarán el rumbo del crecimiento. La fabrica no da abasto, y es necesario resolver el aprovisionamiento de manera sostenible. En 2004 Castelli se instala en Yibu, China, y sin conocimientos de mandarin, durante seis meses entrena a un fabricante y su equipo en las técnicas de producción, construyendo un acuerdo de aprovisionamiento global que se mantiene hasta la fecha. Así se complementa a la producción local, en la que se concentran los productos de alta rotación que aseguran entregas en 72 hs y sobre todo, la fluidez del flujo de caja, punto nada menor en un mercado como el argentino, uno de los más volátiles del mundo.

Con la incorporación de Martin y Mariana y luego Cecilia, empeñados en estudiar y desarrollarse, comienza un proceso gradual de sucesión familiar, que no estuvo exento de las dificultades que suelen acompañar estos procesos. Gradualmente las hijas sumarán diseño a la experiencia de producto, mientras que Martin, basado en sus estudios de sistemas e ingeniería, se concentra en los procesos. Y comienza a conformarse una visión global de la compañía. Mas que observar a la competencia local, el grupo se concentra en los jugadores del mundo. Con un socio se abre una tienda en una galería en el centro de Mexico DF, que será la semilla de la expansión internacional que hoy abarca la mitad de las tiendas e incluye Chile, Perú y Vietnam, y apunta a Brasil y Colombia a corto plazo, diluyendo de este modo el riesgo de operar en una plaza inestable como Argentina, que hoy representa solo el 30% de la operación.

La profesionalización se inicia con la incorporación de un Gerente General profesional, y consultores que aportan practicas del Retail de clase mundial, con quienes se conforma un equipo de ingenieras concentradas en la planificación de ‘la maquina’ Todo Moda. En poco tiempo se suman profesionales extranjeros con experiencia en cadenas globales como Zara y Mango, que traen prácticas corporativas de clase mundial, consolidando los procesos y sistemas siguiendo la línea inspirada por Martin, hoy convertido en CEO del Blue Star Group. ‘Para 2020 vamos a tener 2000 tiendas, mas de 15.000 empleados y una facturación de u$s 1000 millones’, anunciaba en una reciente entrevista. La visión, valores de compañía, y las cualidades cultivadas en estos años, seguramente soportaran estos anuncios que están instalando a Todo Moda entre los grandes jugadores globales de accesorios de moda.

La caída de Forever 21- Lecciones para retailers.

La caída de Forever 21. Desafíos para sus compradores y lecciones para alinear las operaciones Retail on line – off line.

El pasado septiembre, Forever 21 anuncio su convocatoria, y además de deudas dejó algunas lecciones interesantes. Fundada en 1984 por Do Wong Chang y Jin Sook, su esposa -que pedía ser llamada Mrs. Chang-, se concentró en una amplia variedad de ropa de moda estilo fast fashion. Las tiendas recibían novedades casi a diario, que a veces replicaban diseños famosos -que le costaron juicios por no respetar la propiedad intelectual-. y a precios muy competitivos -casi todo se vende muy por debajo de los $60. Esto impulsó un notable crecimiento global: en noviembre de 2010, mientras muchas tiendas cerraban sus puertas, llego a Manhattan abriendo su tienda de 5ta. Avenida, presentando un DJ y juegos en la vereda. Luego abriría la de Hong Kong en Causeway Bay, con un alquiler de $1,4 millones al mes, que aun así era menor a su gigante de 15,000 m2 en Fresno, California. En los años siguientes las clientes de Londres, Beijing, Shanghai, Tokyo, Manila, Praga, Bucarest, Varsovia, Beirut, Ciudad del Cabo, Sydney, Mexico, Rio de Janeiro, Santiago y Montevideo acudieron en masa a las aperturas de sus más de 200 tiendas en 43 países. Hacia 2014 las ventas de sus 722 tiendas alcanzaban los $4,000 millones, pero para 2016 ya habían comenzado los problemas.

Comenzando por la experiencia online: no era ni fácil ni divertida, algo que los centros comerciales preferían, pero que las clientes resentían. La dirección se concentraba en muy pocas manos -Mrs Chang y Mrs. Ok (de la otra pareja de amigos sudcoreanos muy cercanos a los Chang) y un equipo de 20 personas en Los Angeles-, y se reflejaba en la alta rotación de ejecutivos con experiencia. El crecimiento a mas de 800 tiendas en 50 países requiere una fuerte disciplina y procesos para abastecer adecuadamente cada tienda en particular. Los presupuestos no respondían a las ventas previas, sino al instinto de los Chang y los Oks. Abrigos eran enviados a todas las tiendas, aunque fuera verano en el otro hemisferio, y las prendas podían ser muy atrevidas para Medio Oriente o demasiado grandes para Asia. No había ajuste de productos al mercado, y no había demasiado registro de la preocupación por la sustentabilidad ni la perdida de interés entre las clientes más jóvenes por el fast fashion y por visitar los centros comerciales.

Muchas veces las tiendas no lograban absorber las entregas de mercadería, se acumulaban en los probadores y eran devueltas a los centros de distribución, donde a veces se perdían de vista. Otras veces los proveedores no cobraban mercadería devuelta, o sufrían demoras en los pagos.

Los rumores indican que Simon Property Group y Authentic Brands -dueño de Nautica, Juicy Couture, Aeropostale, Nine West y la revista Sports Illustrated-, están en conversaciones para adquirir Forever 21, que ya ha comenzado a cerrar tiendas y en poco tiempo quedaría sin capital operativo. Es el segundo intento de Simon Properties, que cada año recibe mas de la mitad de los $450 millones de alquileres pagados por la compañía. En julio pasado las conversaciones se cortaron cuando los Chang insistieron en mantenerse al frente de la compañía, mas allá del acuerdo. Probablemente estén ahora mas dispuestos a ceder lugar, luego de haber cerrado una serie de tiendas y estar al borde de la quiebra si los acreedores no aprueban sus planes.

En esta época de cambio acelerado, el sector detallista es uno de los más expuestos. Es imperativo concentrar la atención en cuatro dimensiones clave.

I. Mantener un contacto intenso y continuo con los clientes. Conocer sus conversaciones para comprender los cambios de preferencias y nuevas tendencias, y ofrecer una experiencia de compra que permita la interacción fluida entre online y offline (en las tiendas). Facilitar la compra donde y cuando quieran, siguiendo el cambio de preferencias, se suma a la necesidad de anticipar las tendencias, que hoy cambian con más velocidad.

II. Concentrarse en generar valor para el cliente. Cuidar el valor que un cliente tiene a lo largo de su vida, es esencial para cualquier retailer que busque generar una marca que subsista a través de los cambios del mercado. En este sentido, ajustar surtidos y categorías, servicio y comunicaciones, para establecer relaciones duraderas con los clientes.

III. Maximizar la rotación de los activos. Tiendas, inventarios y personal son los principales activos en juego, y asegurar su máxima contribución es esencial para ser competitivos en un mercado transparentado por la revolución digital, que esta provocando la caída de quienes no llevan el negocio con la necesaria disciplina. La logística pasa a ser una de las actividades clave, minimizando movimientos y maximizando la rotación, y la relación con los proveedores una fuente de generación conjunta de valor. El nombre del juego es: alinear los procesos de las cadenas de valor, desde la producción a las tiendas y al cliente.

IV. Para todo esto, la tecnología es imprescindible, en los dos frentes: los procesos de respaldo y la relación con los clientes. Asegurar los primeros para maxmizar la creación de valor, mientras se cuida el contacto con los clientes para generar relaciones sostenibles en el tiempo que refuercen la marca en el largo plazo. La transformación digital en retailing implica encontrar el equilibrio entre los sistemas de apoyo a procesos y los desarrollos digitales de soporte efectivos de la experiencia de compra online.

Hace tiempo que los negocios retail han comenzado a despegarse de las tiendas. Combinar las operaciones online con las offline, ofreciendo una experiencia extendida antes y después de la misma compra, es imperativo actualmente. No queda espacio ni pueden dar ventaja a jugadores puramente digitales, que aprovechan la tecnología para explotar la información, generando ofertas ‘a medida’, respaldados con logística y cadenas de valor alineadas gracias a la misma tecnología. El futuro del Retail es integrar online-offline, pero solo aquellos que lo comprendan y puedan transformar sus organizaciones en ese sentido, podrán seguir operando en un entorno muy distinto al que vio crecer las cadenas hasta ahora.

Estos temas se discutirán en profundidad en el programa On-line/Off-Line Retail Management, dirigido a directivos senior de cadenas de tiendas que busquen alinear las organizaciones Retail, integrando las estrategias offline con los desarrollos online. A lo largo de tres días se trabajan modelos de desarrollo de estrategias y gestión detallista, y se analizan tendencias y herramientas de gestión Retail online. La próxima edición comenzara el 18 de mayo en la sede de Madrid, España, del IESE Business School.

Guillermo D’Andrea es profesor de Retail Management en IAE Business School, Argentina, y en IESE Business School, España.

Este es el mejor momento para cambiar.

Por Guillermo D’Andrea

Dos compañías en estadios muy distintos, Starbucks y la emprendedora de la moda Rebecca Minkoff, señalan el camino en plena disrupción. Starbucks anunció que en los próximos dieciocho meses cerrará 400 tiendas en Estados Unidos, que supera el promedio de 100 tiendas que cada año cierran por diversas circunstancias operativas. Sin embargo, en su informe a la SEC firmado por su CEO Kevin Johnson, no aludía a la pandemia, sino que anunciaba un cambio de rumbo. Se trata de impulsar ‘Starbucks Pickup’, un nuevo formato pequeño, donde los clientes al entrar consultan el status de su orden encargada con anticipación para retirarla al momento. Y que resulta por lo menos sorprendente, para una compañía que fundó su existencia en ofrecer ‘el tercer lugar’ entre la casa y la oficina, con wifi gratis para encontrarse con amigos, trabajar o simplemente pasar un rato. Y que en febrero pasado abrió en Tokyo su quinta Reserve Roastery, sumando a las ya existentes en Seattle, Milan, N York y Shanghai, un local de 3,000 m2 en cuatro pisos, dedicados a degustar café de todo el mundo. Pero la razón está fundada en el reconocimiento del cambio de habito de los clientes: un 80% de sus transacciones fueron ‘para llevar’, según una investigación realizada durante los últimos dos años.

Y esto nos lleva a revisar el proceso detrás de la decisión. Gracias a su app, Starbucks conoce el ‘recorrido de compra de sus clientes’. Cuando y donde comienza la compra, en la tienda o antes, ya que la app permite ordenar con anticipación. Además de la frecuencia y los hábitos de consumo de los clientes analizados en los tickets de compra.

Varios aprendizajes se pueden deducir de esta secuencia. Comenzando por estar pendiente de la conducta de los clientes y sus cambios de hábitos. Starbucks aprovecha la información de las transacciones para tomar decisiones estratégicas. Cuantas compañías pueden afirmar lo mismo, incluso entre las que tienen ‘programas de fidelización’ y tarjetas de clientes. Es fundamental desarrollar la inteligencia comercial, para analizar y hacer seguimiento en detalle de los comportamientos de los clientes, su frecuencia de compra, la repetición y variedad de productos. No es que falte información, pero en momentos de cambio acelerado hay que redoblar nuestro interés en tener mayor conocimiento de la actividad de los clientes, aprovechar la riqueza de información disponible en nuestros equipos y explotar las propias bases de datos. Antiguamente los empleados de las tiendas de departamento llevaban fichas sobre cada cliente, y así mantenían relaciones que podían extenderse a lo largo de décadas, incluyendo a los hijos cuando se ampliaban las familias de sus clientes. Los vendedores mas avezados llevaban muchos de esos datos de memoria, pero el autoservicio fue perdiendo esa intimidad con los clientes hasta hacerlos anónimos, al punto que hoy clientes y empleados de tiendas que se visitan con regularidad se reconocen, pero rara vez se saludan. La relación no forma parte de sus intereses, y se pierde la oportunidad de premiar la fidelidad y aprovechar la relación para incrementar el servicio, ampliar el rango de productos, fomentar y premiar la fidelidad con ofertas dirigidas a los clientes más frecuentes, y hasta incorporar nuevos productos o servicios, incluso de jugadores complementarios en beneficio de la comodidad del cliente. Puestos a imaginar, el cielo es el límite.

En el caso de Rebecca Minkoff, la diseñadora de moda reconocida por la vanguardia de sus tiendas inteligentes e interactivas impulsadas por Uri, su hermano y CEO, aprendió en la crisis de 2008, que hacerse accesible puede ser muy buen negocio. Cuando redujo a la mitad el precio de sus carteras de $495-$595, y las ventas aumentaron un 548%. Desde entonces con esa estrategia, su marca creció hasta el actual valor de $100 millones, y hoy aplica varias de las lecciones de entonces. La tensión de la crisis descubre muchas fallas, no esconderlas ni negarlas. Es mucho mejor ser honesto, los clientes prefieren a quien reconoce y se disculpa. Buscar la cercanía con los clientes, aprovechando las redes sociales, y comprender las tendencias que cambian con la pandemia. Hoy se trata de llegar con empatía y contenidos, no solo con ofertas. Ser creativos con la inversión comercial, y repartir entre redes y en línea lo que antes se dedicaba solo a medios tradicionales. Las ofertas y contenidos en las redes impulsan fuertemente el tráfico y el interés de sus clientes. Y hacer pruebas sin que el error sea tan grave, porque el aprendizaje y la agilidad valen la pena.

En definitiva, la tecnología nos ha humanizado. El COVID19 nos ha asomado a la intimidad de nuestro equipo: los hijos, el perro, los horarios y la decoración de la casa, se cuelan a través de las reuniones virtuales. Y en el caso de los clientes, también nos enteramos cuando se toman un rato para fantasear con productos, que preguntas se hacen, que otras cosas les interesan. La actual disrupción es un excelente momento para preguntarse cuanto vienen cambiando los clientes en este último tiempo, y como podríamos mejorar nuestra oferta. Indudablemente la experiencia de compra ha salido de las tiendas, comienza antes, hoy en día en el hogar, y muchas veces no pasa por la tienda. Como podríamos mejorar esa experiencia, hacerla mas simple y amigable, ahora que la vida de todos, desde los niños hasta los mayores, va de pantalla en pantalla.

El liderazgo cambia el control por la sensibilidad o inteligencia emocional, una cualidad imprescindible, no solo con los clientes, sino para colaborar con todos los interesados en los negocios -equipo, proveedores, comunidad, sociedad-, que puede llegar a reformular hasta el fundamento de una marca basada en ‘el tercer lugar’.

Tanto Starbucks como Rebecca Minkoff nos muestran que, en momentos de cambio acelerado, en medio de la incertidumbre y los pronósticos sombríos, el mejor momento para cambiar es precisamente ahora. Es imperativo acelerar también las decisiones y prepararse para la nueva normalidad que se esta conformando frente a nosotros en el curso de estas semanas. Mañana puede ser demasiado tarde.

Profesor de dirección de empresas en IAE Business School

COVID, innovación y después.

Por Guillermo D’Andrea

Tras varios años de dificultades económicas, el COVID provocó una verdadera emergencia, y nos puso en el umbral de un cambio de paradigma. La realidad suspendida transcurre en medios digitales, y acelera procesos demorados de transformación digital. Un inesperado impulso trae la inclusión forzada de sectores informales no bancarizados, los mayores y los que se resistían, creando un salto abrupto del universo de compradores. En un estudio del Centro CLEMER del IAE, realizado junto a Martin Zemborain, Alfredo Blousson y Joaquin Muro, pioneros del mundo digital ven acelerarse tendencias, y anticipan cambios que habrá que asimilar para seguir compitiendo en la nueva normalidad que se gesta en esta cuarentena.

Guillermo Bracciaforte de Workana, la plataforma de trabajo remoto que reúne a profesionales free lance con empresas, prevé que, con los clientes con más recursos para operar online, habrá cambios de largo plazo, con más digitalización y trabajo remoto. Será más relevante qué trabajo hacemos que donde vamos a trabajar, y requerirá adaptaciones de equipamiento y tecnología, además de consideraciones personales para poder disfrutar del trabajo en casa, siendo más productivos.

La cuarentena tiene un efecto saludable para la población, pero la economía se resiente, y es posible que no todas las empresas puedan sobrevivir. Según Felipe De Stefani, General Manager de Warner Media para Argentina y Brasil, esto traerá una probable concentración y reconfiguración de las participaciones de mercado. Con una caída de ventas del 80/90% en algunos sectores, De Stefani sostiene que la fórmula sobre la que construimos un negocio exitoso perdió vigencia. De pronto, el ayer no está más. En plena incertidumbre, con una historia exitosa que nos ata al pasado, cuesta mirar hacia adelante, pero es necesario formular una visión, aunque sea aproximada del futuro.

Es imperativo estar muy pendientes del corto plazo para asegurar la supervivencia, pero muy atentos al mediano, porque asistimos a un corte sincrónico y global. En estos tiempos acelerados por la pandemia, mediano plazo es la salida administrada de la cuarentena, y ahora es el momento para preparar la organización. Con el derrumbe de las ventas, el comercio electrónico ha sido el salvavidas para sobrevivir, adaptando los equipos en medio de una tormenta sin salida a la vista. NaranjaX ha desafiado el status quo, digitalizando la operación de Tarjeta Naranja con pagos electrónicos, POS con Bluetooth y links de pago, relata su CEO Gaston Irigoyen. Y ampliando su servicio de crédito a multi servicios financieros incluyendo pagos, facilitando una mayor bancarización apoyándose en las promociones de las tarjetas de crédito. Volkswagen se ha dirigido directamente a los clientes para anunciar el próximo lanzamiento del Tarek, su nuevo SUV, y de paso ofrecer descuentos directos en sus líneas de autos y pickups. Algunas marcas de electrónicos como Sony y Samsung están llegando directo a sus clientes. Sectores completos cambian su perfil, salteando a los canales, triplican sus call centers transformando a sus vendedores y repositores en operadores, y ensayando opciones diversas como la venta piramidal, o impulsar a sus clientes a https://bnionline.zoom.us/meeting/register/tJIvf-CspjIrE9AQvi_PP-xoxgsKg3kdsvjz vender online y obtener premios y comisiones como Magazine Luiza en Brasil.

Así los canales se amplían y evolucionan. Con limitaciones para la concurrencia a cines o sus patios de comidas, los centros comerciales apuntan a atraer tráfico para buscar compras -click and collect-, al estilo drive-thru de cadenas de comida, apoyándose en el inventario que tienen las tiendas. Se consolidan múltiples puntos de contacto con el cliente, tanto para la venta como para la comunicación, que puede ser más directa y personalizada, y a través de múltiples medios y redes. De este modo, nos dice Bruno Drobeta, Mobile Sr Director de Samsung, con una mayor tendencia al servicio, se humanizan los medios digitales, y esta cercanía es un factor de diferenciación frente a los chat-bots.

Según la calificadora de riesgo Moody’s, el impacto será muy fuerte o más suave según el sector, pero con excepción de los servicios on line, el e-commerce y compañías como Amazon, Google o Facebook, todos sufrirán. Se anticipa un muy fuerte impacto en los textiles y su retail, automóviles, electrodomésticos y aerolíneas. Petróleo y gas, acerías, construcción, medios de comunicación, construcción, químicas, bebida envasadas y agricultura sufrirán un impacto moderado, en tanto construcción, armamentos, comunicaciones, envases, manejo de residuos, farmacéutica, alimentos frescos y su retail no tendrían un impacto notable.

Pero, en cualquier caso, habrá que moderar practicas muy asentadas, como la de cubrirse con inventarios por eventuales faltantes. Ahogar a los proveedores producirá precisamente el mal funcionamiento del abastecimiento, señala Nur Malek Pascha, fundadora de EnvioPack y experta en logística y comercio electrónico. Los próximos meses serán de recuperar el ritmo de un mercado golpeado, austero, y requerirán colaboración y coordinación entre los eslabones de las cadenas de valor, más que impulsos de salvación individual.

La tentación a la salida en fases de la cuarentena será retornar a los negocios como siempre. Sin embargo, el impacto de la pandemia augura efectos duraderos que obligaran a profundizar cambios y adaptaciones para competir en la nueva normalidad que se gesta en estos días. Pero la cultura de las empresas tradicionales trabaja con procesos orgánicos de desarrollo con objetivos ambiciosos, y las innovaciones suelen quedar a la cola de los requerimientos de la operación normal. Así, su respuesta es lenta, y la dinámica digital es de procesos agiles, escalables en rápida prueba y error. Con objetivos moderados, ir de menos a más mientras aprenden a usar las herramientas digitales y recapacitan sus recursos. Rappi viene en auxilio de los supermercados para acelerar sus entregas de varios días a pocas horas. La competencia por las góndolas del super se trasladó a las app en la pantalla del celular.

La experiencia indica que los equipos tienen la capacidad de evolucionar, y las empresas procuran no perder recursos entrenados y conocedores del negocio. Apoyados en el trabajo remoto, la capacitación en línea permite entrenar para competir en el entorno que en un plazo muy corto se ha visto forzado a adaptarse a las herramientas tecnológicas.

Habrá que dar una respuesta competitiva, contener y liderar al equipo y también a los componentes de la cadena de valor. Fabricantes y retailers deberán colaborar para alinear sus operaciones a una demanda deprimida y transformada por las consecuencias extendidas de la pandemia. Los ‘negocios como siempre’ tardarán uno o dos años en recuperar su nivel, y para entonces, los hábitos de compra y de consumo habrán consolidado los cambios. Con la recomendación de distanciamiento social, cualquier compra insume mucho más tiempo que antes, como muestran las colas fuera de las tiendas. Los turnos rotativos que se sugieren para evitar las aglomeraciones en el transporte público complicaran el ritmo de vida, y facilitar las compras será una necesidad imperiosa que habrá que resolver. Es una verdadera prueba a la capacidad de adaptación de las organizaciones, como indica Fernando ‘Bana’ Benegas, Secretario de Innovación y Transformación Digital del Gobierno de CABA, los equipos tienen que ser interdisciplinarios y flexibles. Adiós a los silos funcionales, bienvenida la colaboración y la coordinación de la era digital. Hay que animarse a desaprender, y apostar con audacia para renovar el negocio en este cambio de paradigma. En la incertidumbre es cuando se escribe el futuro. Guillermo D’Andrea dirige el Centro de Liderazgo en Mercados y Retailing en IAE Business School.